Ácido Sulfúrico continua con fuerza y corazón en su primer álbum: Malvivimos, pero Vivimos Bien

Después de más de cuarenta años de historia, el cuarteto almeriense Ácido Sulfúrico vuelve a sacudir la escena musical con el lanzamiento de su primer y único disco: Malvivimos, pero Vivimos Bien. Este trabajo reúne ocho canciones originales que condensan su espíritu combativo, su amor por el rock crudo y su lealtad a una forma de hacer música libre de concesiones.

Temas como el adelanto Hay que tirar palante destacan por su mensaje directo y su energía visceral, convirtiéndose ya en un himno para quienes encuentran en la música una forma de resistencia cotidiana. El álbum es una declaración de principios: rock sin adornos, letras honestas y una actitud que desafía al tiempo y las modas. Formados en 1977 entre El Ejido y Dalías, Ácido Sulfúrico nació del vínculo entre amigos y la necesidad de expresarse sin filtros. Desde sus comienzos, la banda apostó por tocar por el puro placer de hacerlo, alejados de la industria, pero siempre presentes en la memoria colectiva de su entorno. Aunque la formación ha variado a lo largo de los años, el núcleo sigue sólido con Francisco Victoria, Fernando López y Gabri Hernández, junto a la memoria del fundador José Ramón Ortiz.

Hoy, más que nunca, el grupo se mantiene fiel a su esencia: tocar cuando quieren, como quieren y donde quieren, sin importar el escaparate. Grabado en un cortijo rodeado de naturaleza en la vega de Dalías, Malvivimos, pero Vivimos Bien es un disco artesanal, producido por Eder Jauregui Beltrán (ATHEND), que captura la humanidad de una banda que nunca se fue del todo. Entre la crítica social, la ironía y la ternura, cada canción es un retrato sonoro de vidas vividas sin poses ni pretensiones. Más que un regreso, es una celebración de lo auténtico.

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