
EL INIGUALABLE LEGADO DE
JAVIER BÁTIZ
Hablar de Javier Bátiz es recorrer la historia del rock mexicano desde sus raíces más profundas. Nacido en el verano de 1944 en Tijuana, la Calle Cuarta fue testigo de sus primeros pasos y de la pasión que marcaría su vida: la música. Fascinado desde joven por el blues, el ritmo madre del rock, Bátiz adapto este género con un sello propio. Su guitarra, su eterna compañera, no tardó en captar la atención de amigos y vecinos, asi como de quienes lo veian en el Parque Teniente Guerrero,y despues, compartiendo su técnica y energía con jóvenes músicos, incluido Carlos Santana, quien llevaría ese sonido al resto del mundo. Mientras tanto, Javier Bátiz seguía construyendo su propia leyenda en Tijuana, desde las noches vibrantes de la Avenida Revolución hasta escenarios con bandas como The Finks, Los TJ’s y colaboraciones con su hermana, la inigualable Baby Bátiz.




Javier Bátiz poseía un talento nato para el blues y el rock, explorando también el soul y el rhythm & blues. Al trasladarse a la Ciudad de México, su música se convirtió en una influencia clave para el desarrollo de un rock mexicano auténtico, dejando atrás los covers traducidos y empujando un movimiento que buscaba identidad propia. En la capital, vivió momentos intensos: el cine, los clubes nocturnos, el amor, el desamor y, siempre, la música como estandarte. Con el tiempo, regresó a su Tijuana natal en 1994, marcando el inicio de una de las etapas más productivas de su carrera, donde compartió su experiencia y enseñanzas con nuevas generaciones desde su casa, creando un legado que trascendería fronteras.
Su estilo como guitarrista era único, una mezcla de la fuerza del viejo blues con la calidez y el sabor latino que evocaban las noches de Tijuana. Fue protagonista de conciertos históricos, tocó en escenarios emblemáticos como el Zócalo de la Ciudad de México y llevó su música hasta la ceremonia de los Premios Oscar. En sus últimos años, exploró la música tradicional mexicana desde su perspectiva, sumando otro capítulo valioso a su discografía. Más allá de la música, su carisma y sus anécdotas lo convirtieron en un personaje entrañable, aunque no exento de polémicas que él siempre enfrentó refugiándose en sus grandes amores: la música y su familia.
​Hoy, Javier Bátiz se convierte en una estrella más en el cielo, iluminando con su legado eterno a la ciudad que tanto amó, su Tijuana querida.




